Cómo asistir a una boda en Indonesia
Asistir a una boda en Indonesia es una experiencia muy agradable y exótica. Os contamos lo que hicimos para asistir a una ceremonia y posterior banquete.
Ley de la Atracción
¿Habéis escuchado hablar de la Ley de la Atracción, esa que si deseas mucho que una cosa suceda, el universo se esfuerza y traza todos los medios para que al final ocurra?
¿Y qué tiene que ver esto con asistir a una boda en Indonesia? Pues bien, hemos querido empezar nuestro post con la Ley de la Atracción porque es lo que hacemos en nuestros viajes por el mundo. Antes de comenzar un viaje, hay mucha gente que empieza a pensar negativamente: no sé si nos dará tiempo a coger el avión, perderemos el tren, será imposible visitar esta playa, es muy probable que nos llueva,… y un largo etcéteras de malos presagios que al final terminarán por dar la razón a la Ley de la Atracción.
¡Nos funcionó!
Nosotros en cambio, hacemos lo contrario. Todo son buenos sentimientos y atraemos momento bonitos y agradables, planificamos bien los trayectos para que sea muy poco probable el perder un vuelo (por ello ni lo pensamos) y “atraemos”, antes de partir, las experiencias que deseamos vivir. Para el viaje a Indonesia una de esas experiencias fue estar presentes en una boda en Indonesia. Y, por supuesto, lo conseguimos.
Además de en los viajes, tendremos que ponerlo en práctica en nuestra vida diaria… jeje
Bodas en Indonesia
Habíamos leído que las bodas en Indonesia son algo espectacular, exótico y muy interesante de vivir en primera persona. No le dimos a la Ley de la Atracción un deseo fiel de lo que deseábamos, pero hubiéramos escogido asistir a una boda en la que los novios se engalanan y se visten con prendas de extravagantes colores y joyas, y en las que el maquillaje de las novias fueran con colores fuertes, como el rojo de los labios o el fuerte negro de los ojos. Incluso ver a los novios como algunas veces se ponen un maquillaje blanco en toda la cara, se descubren la parte superior del cuerpo y lucen unos sombreros que parecen un dedal dorado.
Pero ese no fue nuestro pensamiento inicial y asistimos, muy contentos y satisfechos, a una boda un poco más humilde en la que nos sentimos muy queridos por los novios e invitados.
La Búsqueda
Fue una pena que Yayan Jualian, nuestro amigo de Couchsurfing de Jepara que nos ofreció gratis su casa para disfrutar los 3 días que estuvimos en la ciudad puente para ir hasta las paradisíacas y poco turísticas islas de Karimunjawa, se casara unos meses después de nuestra visita. Su boda si que fue la típica descrita un poco más arriba, y nos hubiera encantado verlo con su vestido de boda, pero no fue posible.
Ya en Jepara le dijimos a Yayan que teníamos pensado y deseábamos asistir a una boda en Indonesia. Él, dispuesto a ayudarnos a todo y a que fuéramos felices en Jepara, buscó para el fin de semana una boda por la ciudad. Nos comentó que ya había asistido a unas cuantas con amigos recibidos en su casa, pero que por desgracia, para ese fin de semana no sabía de ningún conocido que se casara.
Estuvo hablando con amigos del pueblo, pero no hubo manera y nos quedamos sin poder asistir a una boda en Jepara. Pero nuestro deseo no se vino abajo ni mucho menos, y seguimos con el pensamiento firme de que asistiríamos a una boda en Indonesia, y más, sabiendo que aún nos quedaba más de 20 días viajando por toda Indonesia.
¿Casualidad o la Ley de Atracción?
Después de la experiencia de Couchsurfing con Yayan en Jepara, estar 8 días en las impresionantes islas de Karimunjawa, visitar las 3 Nusas y nadar con los Budas debajo del agua de Ceningan, aún no se había pronunciado la Ley de Atracción. Pero aún nos quedaba Bali, la isla por excelencia de Indonesia.
Había pasado ya 2 días recorriendo toda la isla de Bali en moto, y fue entonces cuando se transformó en realidad nuestros deseos.
De vuelta de los Templos
Veníamos de visitar el Templo Madre, unos de los mayores templos de todo Bali, pero que requiere toda una mañana para visitarla, por las dimensiones y porque está muy alejado de cualquiera de los 2 sitios en donde se ubican los mejores alojamientos para turistas: Kuta y Ubud, este último nuestro lugar de residencia en las 4 noches que estuvimos en Bali.
Como contamos, veníamos de visitar el Templo Madre, con más de 2 horas de ida y vuelta hasta nuestro alojamiento. Todo el día nos acompañaron nubes bastante cargadas de agua, pero tuvimos la suerte de que nos cayera ni una gota. Hasta que de pronto, a unos 2 kilómetros de una pequeña aldea perdida en la frondosa vegetación que nos acompañaba durante todo el trayecto en moto por las carreteras de Bali, las nubes empezaron a desprender el agua que con tanta suerte había retenido durante todo el día.
Después de unos 5 minutos mojándonos, decidimos parar en la pequeña aldea y comprar un poncho, ya que aún faltaban más de 30 kilómetros para llegar hasta Ubud y ya estábamos empapados. Al parar en un puesto donde vendían de todo, no nos gustó mucho el poncho que nos ofrecieron, ya que era muy pequeño y el agua nos calaría igual que sin él. Así que decidimos esperar un poco para ver si paraba de llover.
Mejores templos en Bali
¿Aún no sabéis qué templos visitar en Bali? Os dejamos una lista de los 5 que más nos gustaron y una terraza de arroz: Que ver en Bali: 5 templos y terrazas de arroz que no debes perderte
Primera toma de contacto con los novios
Y ahí fue cuando se produjo el “milagro”. Sentados en la puerta de la tienda hablando con el simpático propietario, el cual no se había alterado lo más mínimo por la decisión de no comprarle el poncho, vimos pasar un grupo de mujeres mejor vestidas de lo habitual, con el típico Sarong y muy bien peinadas y pintadas. Iban siguiendo una chica de unos 20 años y pensamos que irían al cumpleaños o sería alguna fiesta tradicional de la aldea. Todas nos miraron extrañadas, saludándonos mutuamente.
Estábamos justo en un esquina, por lo que no vimos al grupo que las precedía. Pero a los pocos minutos, empezaron a desfilar otro grupo de personas, pero esta vez en masculino. Igualmente, seguían a un chaval de más o menos la misma edad que la chica. Al verlos preguntamos al simpático vendedor, y nos dijo que se trataba de una boda y que iban a la ceremonia.
Ahí se encendieron todas la alarmas, y Diana y yo nos levantamos de golpe. El novio se dio cuenta de nuestro interés, y con un gesto humilde y lleno de amabilidad, nos indicó que los siguiera. ¡Bingo! Asistiremos a una boda en Indonesia.
Lugar de celebración
Con el mismo agrado que fuimos invitados por el novio y su “séquito”, fuimos recibidos por la novia y sus acompañantes tras ver que nos acercábamos con la moto. La lluvia estaba cesando, y tras subir una cuesta bastante empina, giramos a la izquierda y nos indicaron que aparcáramos la moto.
Subimos una escalera bastante pronunciada, que llevaba al modesto jardín del típico patio de vecinos de las casas de Indonesia. En el mismo había varios escenarios centrales cubiertos para la lluvia y una zona de sillas al entrar y otra al final.
Mujeres y hombres separados
Justo en medio, en el porche de una de las viviendas se ubica el lugar donde se celebraría la ceremonia. Nos llamó muchísimo la atención el hecho de la distribución de los invitados. En la parte más cercana a la calle, se sentaron todos los hombres, algunos de los cuales también se ubicaron en los escenarios dispuestos en el centro del patio. Todas la mujeres, sin excepción se pusieron al fondo.
Nuestra ubicación
Todos nos miraban y se alegraban de nuestra presencia. Una amiga de la novia hablaba algo de inglés, tan malo como el nuestro, lo que hizo que nos entendiéramos un poco. Nos invitaron a sentarnos en dos sillas justo en medio de la línea que separa los hombres de la mujeres. Al ser una ceremonia, tuvimos que ponernos el Sarong que habíamos utilizado par entrar en los templos.
No nos quitaban ojo
Diana encendió un cigarrillo, ante la sorpresa de las mujeres que no paraban de mirarla fijamente, ante el hecho de fumar delante de los hombres, algo que les causaba mucho respeto y que hacía que se rieran entre ellas, diciéndose quién sabe qué cosas al oído.
La Ceremonia
Como en toda ceremonia, había un sacerdote. El mismo, una persona mayor, empezó sus rezos en el mini templo que hay dispuesto en cada una de las residencias familiares típicas de Indonesia.
El banquete
Tras la felicitación a los novios, y tras decir adiós, fuimos invitados a quedarnos al banquete. Creímos que ya era algo muy personal y dijimos que no, pero insistieron y no pudimos negarnos a tan amable invitación.
Bebimos te, comimos un rico plato de arroz con bolitas de carne, dulces varios y nos hicimos fotos con los recién casados.
Separación de los novios
Para finalizar nuestra visita, preguntamos a la amiga del novio si el lugar era la nueva casa de los novios. Nos comentó que no, que era la casa de la madre de la novia, y que tras el banquete, el novio se marcharía a casas de sus padres. Tras 24 horas separados, el novio volvería a este sitio, el que sería su lugar de residencia una vez casado. Ahí sería cuando tendrían su primer contacto físico y se consumaría el matrimonio.
Tras felicitar a la nueva pareja y desearle una buena nueva vida, nos despedimos de todos los asistentes, siendo acompañados hasta la puerta de la residencia familiar por muchos de los hombres del lugar, que seguían mirándonos fijamente, o, pensándolo mejor, mirando las piernas de Diana una vez se quitó el Sarong obligatorio para asistir a una boda en Indonesia.
Consejo final
Como veis, la Ley de la Atracción nos funcionó. Pero, no solo con eso bastará. Si queréis asistir a una boda en Indonesia, no parar de preguntar a sus ciudadanos si conocen a alguien cercano que se case pronto. En bares, masajes, hoteles… No preocuparos, estarán encantados de que asistáis. Le gustan que los extranjeros estén presentes en sus enlaces matrimoniales.
Y si con este método no lo lográis, circular mucho en moto por Bali y cuando veáis un grupo de mujeres seguidos por uno de hombres…